En algunos lugares del mundo la vida de los periodistas no vale
nada. Muchos de ellos son asesinados a diario en los países con mayor grado de
conflicto y nadie responde por sus asesinatos. Otros tantos están amenazados de muerte
y se ven obligados a abandonar su lugar de residencia, cambiándose de ciudad o incluso huyendo del país, si quieren permanecer con vida. Los más osados ignoran los
peligros que les acechan y siguen investigando y sacando a la luz trapos sucios
de políticos, bandas peligrosas, etc., aunque esto les cueste la vida en muchas
ocasiones. Algunos creen que este periodismo es demasiado humano, que no merece
la pena involucrarse tanto y poner tu vida y la de tus seres queridos en peligro
únicamente por contar hechos verdaderamente trascendentales. Pero estos
periodistas anteponen sus principios a cualquier amenaza. En un documental que realizó RTVE sobre los periodistas que se juegan la vida día a día se denomina al trabajo del periodista un “maldito oficio”. En muchas ocasiones ha salido a debate sobre si merece o no la pena arriesgar la vida por conseguir contar la verdad. Pero otra vez sale a colación la misma pregunta: si no lo hacemos nosotros ¿quién?
En este documental se cuenta la vida de periodistas y reporteros que viven bajo amenaza de muerte o que realizan su trabajo en condiciones extremas. Nos
muestran los lugares del mundo en conflicto para contarnos cómo es la vida de los
reporteros en estos países (China, Rusia, México, Honduras, Colombia, Italia, Filipinas, Zimbaue, Irak, Cuba, Gaza…). Actualmente, el país más peligroso de África para ejercer esta profesión es Somalia. Algunos de estos países están bajo el mandato de duros regímenes en donde la libertad de expresión es realmente escasa y con mucha censura en los medios de comunicación. Otros tienen como mayor amenaza la existencia de narcotraficantes, a quienes incluso llegan a relacionarse con políticos debido a la corrupción.
El documental surgió con la idea de contar la vida de Pedro Cárdenas, un periodista
colombiano que denunciaba en sus escritos la corrupción de su país. Vivía con escolta debido a las numerosas amenazas de muerte que recibía, incluso
llegaron a secuestrar a su hija. Aún así, Pedro siguió escribiendo un diario que era redactado, editado y repartido por él mismo, con la ayuda de su
familia, sin ningún ánimo de lucro, pues apenas sobrevivía de la ayuda que le daban sus lectores. Murió por un infarto cerebral poco después del estreno de este reportaje. La naturaleza se adelantó a sus
enemigos, al menos no murió a manos de unos asesinos tal y como les ha pasado a muchos periodistas en Latinoamérica.
Este documental sirve como llamada de atención para todos aquellos que creen que a los periodistas les pasan este tipo de cosas y que mueren de manera injusta porque ellos mismos se lo buscan al meterse en asuntos en donde no les llaman, algo que he escuchado salir de la boca de estudiantes de mi facultad y que me ha parecido vergonzoso e indignante. Si piensan así que le hagan un favor a este oficio y abandonen la carrera, porque desde luego son ellos los que se han metido en una profesión en donde nadie les ha llamado. Un verdadero periodista se enreda en asuntos que le conciernen tanto a él, por ser ciudadano del mundo, como al resto de las personas que lo habitan, hasta el punto de desvivirse por conseguir las noticias y los hechos más relevantes con el único fin de contar la verdad. El trabajo que realizan algunos periodistas denuncia el abuso de poder de los gobiernos, las injusticias que se producen en las guerras, la corrupción, el engaño, las extorsiones, las mentiras... todo aquello de lo que nadie se atreve a hablar, y mucho menos a indagar y que merece ser contado, ¿o a caso prefieren vivir engañados sin saber lo que ocurre a su alrededor? Yo, personalmente, prefiero saber la verdad. El periodismo no es solo política, moda y fútbol, que no os engañen, hay mucho más. Pero los cerrados de mente únicamente verán esas tres variables.
Documental íntegro en la página de RTVE
Documental íntegro en la página de RTVE
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