domingo, 18 de marzo de 2012

El suicidio de los periodistas

Soledad Gallego-Díaz es una consagrada periodista que actualmente ocupa el puesto de directora adjunta de El País. El pasado 15 de marzo se organizó una conferencia con motivo de la inauguración del XXVI curso de la Escuela de Periodismo EL PAÍS-UAM en donde dio un discurso sobre los actuales problemas del periodismo. Gallego-Díaz tituló su charla con el nombre “Si te van a matar, no te suicides”. En su discurso aportó distintos hechos sobre la transformación  que está sufriendo el periodismo. Entre ellos nombró los cambios más trascendentales, que son la aparición de nuevas herramientas tecnológicas y el cambio en el modelo de la empresa periodística.

Un gran problema al que está sucumbiendo esta profesión, debido a estos cambios, es que se cree que el periodismo lo puede ejercer cualquiera mediante la comunicación. Pero esto no es así. Quizás todo es comunicación, pero el periodismo, como cualquier otro trabajo, se rige por una serie de reglas, normas y objetivos, y quienes lo ejercen deben cultivarse antes para llegar a ser profesionales. No puedes llegar al quirófano y coger un bisturí como si fueras un cirujano experto sólo porque te hayas visto todos los capítulos de House. Pues esto es lo mismo.

El problema de las nuevas herramientas de comunicación es que algunos periodistas no se adaptan a ellas, igual porque no le dan la importancia que tienen o porque no creen que vaya a afectar en gran medida al modo en que realizan su trabajo. Pero cada vez es más una realidad que el papel se está quedando obsoleto y que lo que abundará en el futuro será leer la prensa en las tablets o cualquier otro soporte digital. Con esto no quiero decir que deje de existir la prensa de papel, simplemente que perderá una gran parte de sus lectores, quienes la sustituirán por soportes tecnológicos.   

Gallego-Díaz utilizó varios ejemplos como “formas de suicidio para los periodistas”.

Una manera de suicidarse, según ella, es creer que el periodismo es “nuestro”. Esta idea lleva a no aceptar cambios, a rechazar debates e intercambios de ideas entre periodistas de distintas generaciones y medios de comunicación, lo cual es un gran problema para el desarrollo y consagración de esta profesión. Puede llevar además a la desacreditación de los periodistas. Esto pasa cuando ellos mismos creen que lo que están contando no es verdad, que la verdad en sí no existe. Pero se equivocan. En cada hecho que se cuenta hay una verdad la cual guía al lector para llegar a sus propias conclusiones y pensar por ellos mismos.

Por ello, a esta periodista le preocupa el hecho de que el periodismo de investigación esté siendo financiado por fundaciones sin ánimo de lucro, pues esto quiere decir que las grandes empresas periodísticas, en su mayoría norteamericanas, ya no se lucran del periodismo de calidad y de investigación, sino de cualquier cosa que parezca periodismo sin a veces serlo.

Ella pone un buen ejemplo sobre este hecho, y es que si para saber qué sucede en Homs (Siria), con todo el tema de las revoluciones y atentados, basta Twitter, Facebook o blogs. Entonces, ¿por qué  van allí periodistas y por qué mueren intentando contar los hechos, intentando buscar y dar una noticia cierta de lo que está pasando? Gallego-Díaz no cree que el trabajo de estos periodistas se pueda hacer mirando las redes sociales. Si se juegan la vida es porque creen que tienen la obligación de dar noticias verdaderas, de no conformarse con lo que les cuenta Internet, que no basta con quedarse sentado esperando a que alguien te cuente lo que pasa. Un verdadero periodista se interesa por su trabajo y, sobre todo, por hacerlo bien.

Otra manera de suicidarse es contar la noticia sin consultar las fuentes ni comprobar si los hechos que se cuentan son ciertos simplemente para ser el primero en dar esa información. Esto puede llevarnos, dice Gallego-Díaz, a perder la confianza de los lectores. Por desgracia este hecho no se queda lejos de la realidad. Muchas veces los periodistas, por falta de tiempo o por querer dar antes que nadie una noticia, dejan sin verificar sus fuentes, lo cual puede llevar después al relato de hechos falsos, a dar una imagen incierta sobre algo y, lo que es peor, a desacreditarse a uno mismo y al medio para el que trabaja. Por eso es importante corroborar lo que se cuenta, independientemente de si se es el primero o no en contarlo.


Una manera más de suicidarse, apunta la periodista, es dejar de indagar en los hechos y limitarse únicamente a contar una misma noticia en distintas versiones. Volvemos, como dice ella, a la comunicación, que consiste en compartir mensajes y no molestarse  en averiguar si lo que se dice es verdad o no. Esto es lo que hacen muchas personas, llegando  a comparar lo que hacen con el trabajo de un periodista. Pero en realidad lo único que están haciendo es contar algo que han sacado de un sitio y que por lo tanto ya ha sido noticia y ellos no hacen otra cosa más que copiar lo que ya se ha contado. Eso no es ni crear, ni mucho menos dar una noticia.

Gallego-Díaz, una vez más, insiste en que debemos indagar en los hechos, averiguar si son ciertos y así contar la verdadera historia de lo sucedido. Y esto sólo lo puede hacer alguien que sabe cómo llegar a la noticia, que se ha documentado, que ha contrastado los hechos y que ha publicado una noticia sin copiarla de otra. Esto es el trabajo de un verdadero periodista. 




 Vídeo del discurso íntegro de Soledad Gallego-Díaz

1 comentario:

  1. Un magnifico artículo Andrea. Denota opinión, estilo y frescura. Te felicito de corazón.

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