martes, 27 de marzo de 2012

La ética por encima del poder

En ocasiones los periodistas nos encontramos con el dilema de si sería conveniente guiarnos por nuestra propia moral y hablar de un hecho que debería ser conocido por todo el mundo o ceñirnos únicamente a lo que se nos permite contar.

¿Qué ocurre cuando un periodista descubre un hecho o suceso que provocaría un gran escándalo mediático y pondría en tela de juicio las actividades de altos mandatarios políticos o económicos? Ocurre que los mandatarios utilizan todas sus armas (intimidación, chantaje, soborno…) para que nadie desvele la verdad. Es entonces cuando el periodista tiene que decidir qué es más importante, si escuchar al Pepito grillo que todos llevamos dentro y hacer lo correcto dando a descubrir aquello que es necesario que se sepa, o mirar hacia otro lado y archivar en la carpeta del olvido esa información que si la desvelara probablemente tendría serias repercusiones hacia el medio para el que trabaja y, sobre todo, hacia él mismo.

En la película Buenas noches y buena suerte podemos observar con absoluta claridad la influencia que ejerce a veces el poder político sobre los medios de comunicación.


En los años cincuenta, Estados Unidos tenía una enfermiza obsesión por acabar con los comunistas en su país. El entonces senador, Joseph Mccarthy, emprendió una persecución contra todo aquel que fuera sospechoso o admitiera tener ideas comunistas. Y aunque no las tuviera, ya se encargaba él mismo de acusar a quien le molestara para quitárselo de en medio.

Esto es lo que el senador intenta hacer con Edward R. Murrow, un consagrado periodista que lidera uno de los programas de mayor audiencia del país, propiedad de la cadena CBS. La redacción del programa se topa con una noticia sobre un aviador que ha sido expulsado de las fuerzas armadas por su supuesta ideología comunista y que sin tener pruebas fehacientes es acusado de serlo. Entonces Murrow y su equipo empiezan a indagar sobre el tema, descubriendo que el senador es quien mueve los hilos en el Comité de Actividades Antiamericanas y  que culpa a personas sin pruebas, con sus afirmaciones como único argumento. Murrow, a pesar de las advertencias, sigue adelante en su intento de contar la verdad sobre Mccarhty. Esto hace que el gobierno le acuse de haber sido anteriormente comunista, algo que nadie creería puesto que Murrow es conocido por ser un gran patriota americano. Pero, como se dice en la película, “la gente se traga todo lo que le echen”. Finalmente se desvela la verdad, pero el programa cae en picado y pasa a ser emitido únicamente un día a la semana y en hora de baja audiencia.

Buenas noches y buena suerte trata sobre el compromiso que tienen los periodistas con la sociedad a la hora de contar la verdad. Sobre el tratamiento honesto de la información, denunciando los abusos de poder sin ceder al chantaje o al miedo. Y sobre la libertad de expresión, en ocasiones cohibida por el poder político y económico. La televisión, en sus comienzos en los años cincuenta, es un nuevo y valioso instrumento para transmitir la verdad y educar al público.



Aún así, el mismo presidente de la CBS en la película expresa: "la gente quiere divertirse, no una lección de civismo".

viernes, 23 de marzo de 2012

La información en la era tecnológica

Podemos darnos cuenta de que, desde hace ya algún tiempo, al final de los telediarios o en las portadas de los periódicos aparece un @(insertar nombre del medio aquí) junto con el nombre de su cuenta en Facebook. Que en la radio, al final de los programas, se despiden con un “síguenos en Twitter”. Y que cada persona que se precie tiene (debe tener) su propia cuenta personal en ambas redes. El motivo por el que los medios de comunicación se unen a ellas es para seguir manteniéndonos informados. Me atrevería a decir que ningún medio se abstiene de pertenecer a ninguna red social o de haber creado una web del periódico, canal de televisión o radio.

¿No es acaso esto una sobrecarga de información? ¿Pretenden que estemos todo el día delante, no ya del periódico o la televisión, sino también del ordenador? ¿Y cuándo vivimos? Lo que pasa es que vivimos en la era de la tecnología. Se puede comprobar fácilmente en el metro, la gente va leyendo o hablando por su iPad, iPhone, Blackberry… en fin, cualquier móvil o tablet con navegador. Y ahora además se han sumado esos libros digitales, abundan más que los de papel. Darse cuenta de esto ha hecho que los medios de comunicación hayan ampliado sus técnicas de información hacia estos aparatos tecnológicos. ¡Qué tiemble el periódico impreso! Que por cierto ¿se han fijado en quién lo compra, o a quién ven por la calle leyéndolo? Únicamente veo periódicos en manos de gente de mediana y avanzada edad. Estos últimos no se han terminado de acostumbrar a la era 2.0 ¡Por favor! si a mi abuelo le tengo que borrar los mensajes de la bandeja de entrada de su móvil troglodita. Los únicos periódicos que veo en manos jóvenes son Qué y 20minutos. Claro, ¡son gratis! Me pregunto si los seguiría viendo en sus manos si se empezara a pagar por ellos. Pero el uso de soportes digitales para mantenerse informados también tiene su parte buena, pues hay gente que por distintos motivos no están en casa para poder ver el telediario o no tienen tiempo de comprar el periódico o de escuchar la radio. Internet les ofrece la oportunidad de estar informados en cualquier lugar y a cualquier hora.

El lado malo de Internet, y de las redes sociales, es que cualquiera puede escribir lo que sea, divulgando noticias o hechos que pueden no ser del todo ciertos. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿es bueno fiarse de lo que se dice en Internet y en las redes sociales? Ambos nos ofrecen una gran libertad de información y de expresión, pero no todo el mundo lo aprovecha de manera racional. Muchas noticias acaban siendo desmentidas por los medios digitales que las han publicado. Otras son únicamente noticias hipotéticas porque aún no han pasado, o no se ha confirmado su veracidad y no son más que suposiciones. Aunque, atendiendo a la ideología y teniendo en cuenta que en los medios tradicionales también se goza de libertad de información y de expresión, se podría decir que los periódicos, los telediarios y las emisoras de radio también dicen y cuentan lo que quieren y lo que les interesa. Distorsionan noticas de una manera admirable y en ocasiones hasta denunciable.

El lado bueno de los medios digitales es que nos permiten estar informados de lo que sucede a tiempo real. Esto es algo que los periódicos no pueden permitirse. La televisión y la radio podrían gozar de ello si esos hechos estuvieran transcurriendo en el momento en que los programas de información estuvieran siendo emitidos.

Un problema más, que afecta a las redes sociales, es que parece que si no te unes a alguna de ellas ya te tachan de antisocial, te quedas sin amigos porque no conoces los últimos cotilleos y no puedes intervenir en ninguna conversación porque no sabes de qué hablan. “¡Ay, tía! ¿Viste la foto que subió ayer la hija de la prima de la señora que limpia en la casa de la abuela de mi vecina? ¡Es súpermega fuerte!” ¿Para esto sirve hacerse Tuenti o Facebook? “¡Pero mira! si Justin Bieber es un trending topic, vamos a comentar algo”  ¿Y para eso se usa Twitter, para que lo más importante y comentado en el mundo sea el cumpleaños de un niño en su mediocre intento por convertirse en estrella del rock? Por suerte a veces vislumbro algún trending topic sobre política o un hecho verdaderamente importante que sí merece ser mencionado a nivel mundial. En cualquier caso, si no te afilias a una de estas redes finalmente acabas siendo un ermitaño. Pero no todo son manzanas podridas, hay personas que sí usan las redes de manera racional.

Admito que tengo cuentas en Tuenti, Facebook y Twitter, pero el modo de uso que les doy es completamente diferente al que le suele dar la gente. Tuenti se ha convertido en una red social para niños y niñas adolescentes en donde muestran sus dotes en fotografías que en ocasiones utilizan de perfil. Alguna que otra vez escriben una frase filosófica en su estado, con faltas de ortografía por supuesto. Facebook es para gente más madura, como jóvenes y adultos. Pero en todas partes cuecen habas y Facebook no se libra de tener a miembros así. De lo que tampoco se libra es de la publicidad por todos lados, a mi me agobia. Twitter tiene de todo, personas de todas las edades que le dan el uso que ellos creen conveniente.


Otra cuestión es el hecho de poder comunicarte con quien quieras con solo abrir una de estas redes. ¿Cuántas amistades perdidas tendríamos si no las tuviéramos como ‘amigos’ o ‘followers’? ¿Cuántas veces decimos la frase “Sí, a ver si quedamos”, pero en realidad pensamos que para qué vamos a quedar con esa persona si no me interesa tanto su vida y le puedo preguntar qué tal le va por el chat. El banco y una bolsa de pipas han sido sustituidos por la pantalla del ordenador.

A este paso, dentro de unos años leer periódicos impresos o quedar con amigos para tomar algo en un bar serán métodos arcaicos de informarse y de relacionarse.



Twitter para periodistas

¿Qué ha supuesto la aparición de Twitter en las vidas de los periodistas? ¿Ha influenciado esta red social en su manera de trabajar? ¿Por qué ahora todos los medios de comunicación se abren una cuenta en él? La aparición de las redes sociales y el tremendo uso que se les da por parte de los ciudadanos ha supuesto un cambio radical en la vida y trabajo de los periodistas. Si quieren seguir en este oficio, deben renovarse y, por lo tanto, crearse cuentas en todas las redes sociales que existan.

En el II Congreso Iberoamericano de redes sociales, denominado iRedes, que se  ha celebrado en Burgos estos días 22 y 23 de marzo han hablado sobre las redes sociales y en especial sobre Twitter. Manuel Erice, subdirector de ABC, asistió al congreso y expresó que “un periodista que no está en las redes sociales es  un periodista cojo”.

En iRedes también se habló de la realidad distorsionada que ofrecen las redes sociales, pues llevan a considerar real únicamente lo que se habla en ellas. “Hay una gran desorientación”, comentó el periodista Ramón Trecet, quien considera desfasado el concepto de «diario» cuando la información fluye ya en tiempo real debido a los medios digitales y las redes sociales.

miércoles, 21 de marzo de 2012

El emprendimiento como alternativa

La semana pasada se celebró en Huesca el XIII Congreso de periodismo digital en los días 15 y 16 de marzo.  El tema fundamental y núcleo del debate fue el empleo y los métodos alternativos al trabajo del periodista en época de crisis, como el emprendimiento. El congreso fue inaugurado por Mauricio Carlotti , vicepresidente de Antena3, uno de los grupos de comunicación más importantes en España. Carlotti señaló que la televisión está en mejor posición que otros medios de comunicación en el marco de los retos que están afrontando, ya que está adaptada a las nuevas tendencias:"es online, audiovisual, sin intermediarios y con un modelo de negocio consolidado". Asistieron al congreso más de 350 periodistas procedentes de toda España y de otros países.


En esta conferencia se han dado cita tanto periodistas de gran relevancia (Rosental Calmón Alves, Soledad Gallego-Díaz, José Martí Gómez, etc.), como jóvenes periodistas emprendedores. Éstos últimos  hablaron sobre el futuro de la profesión desde su perspectiva y teniendo en cuenta que el periodismo está afrontando la mayor crisis de su historia.

En el periodismo se han producido dos crisis. Por un lado una crisis económica, que azota de manera global casi todos los ámbitos en la vida de las personas y, en mayor o menor medida, a sus puestos de trabajo. Por desgracia el periodismo es uno de ellos, ya que las empresas reducen beneficios, y por lo tanto plantilla, debido a la falta de ingresos publicitarios y al descenso de ventas. ¿Por qué los periódicos pierden financiación publicitaria? ¿Por qué descienden sus ventas? Ambas preguntas tienen la misma respuesta: Internet. En la red la gente puede leer tranquilamente el periódico sin moverse de casa y de forma gratuita. Por lo tanto, dejan de comprar la versión en papel, las ventas de periódicos descienden y a los anunciantes dejan de interesarles publicitarse en ellos. Por otro lado, la aparición de las TIC’s, que han revolucionado el mercado laboral de esta profesión.

Por estas razones debemos hacernos una serie de preguntas: ¿En qué ha cambiado el trabajo del periodista? ¿Qué nuevas salidas profesionales tiene el periodismo?¿Este trabajo sufre una crisis permanente? ¿Los medios tradicionales van a quedar relegados a un segundo plano? Estás y más preguntas fueron formuladas y las intentaron contestar los periodistas que participaron en el congreso con charlas de distintos temas. Pero, dicho anteriormente, el tema que prevaleció en este congreso fue el del emprendimiento. Por ello, varios periodistas emprendedores que han creado sus propias empresas como alternativa a la escasa demanda de trabajo que sufre esta profesión hoy en día, dieron charlas para contar cómo se las arreglaron para conseguir sacar adelante su proyecto. El emprendimiento se ha vuelto una de las soluciones, igual no una de las mejores, pero sí las más práctica para generar empleo en época de crisis.

Otro tema esencial en este congreso de periodismo ha sido el papel de Internet en esta profesión. Los periodistas de hoy buscan nuevas alternativas en el trabajo periodístico para aprovechar todas las posibilidades que ofrece Internet, ya que es el nuevo soporte tecnológico que domina nuestras vidas y que nos puede proporcionar a los periodistas diferentes salidas profesionales. Por ello, muchos de aquellos periodistas que contaron cómo se las ingeniaron para salir adelante hablaron de internet, puesto que es el medio de comunicación óptimo para una empresa propia. Porque, ¿quién tiene suficiente dinero como para comprar una emisora de radio o una cadena de televisión si no eres heredero de una fortuna?



Por ello, en estos días, centenares de personas han pasado por el congreso para escuchar las experiencias de varios periodistas emprendedores. Entre ellos se encontraba Daniel Romero-Abreu, presidente y fundador de Thinking Heads, la primera agencia de conferenciantes de España, dio una charla sobre las claves para emprender en el periodismo titulada ‘Guía de supervivencia para periodistas emprendedores'. Romero-Abreu es un claro ejemplo de emprendedor, fundó su empresa hace casi diez años y, después de mucho trabajo y tiempo requerido para sacar la idea adelante, ha conseguido imponerse como referente en el sector de las conferencias en España, Europa y Latinoamérica. Lo bueno de estos periodistas emprendedores es que comienzan a diseñar ya su propio futuro con proyectos prometedores que permitirán que la profesión siga existiendo. Deben descubrir oportunidades y evaluar su rentabilidad. Ellos apuestan por regenerar esta profesión.

¿Cuál es la perspectiva de futuro para esta profesión? Una posible respuesta a esta pregunta es que la base del mercado de los medios de comunicación será la distribución digital y móvil. Así, los soportes tecnológicos coparán la mayor parte del mercado de los lectores de prensa. Las redacciones de los periódicos generarán contenidos dirigidos a cuatro plataformas: edición impresa, Internet, Tablets y teléfonos móviles. Así mismo, deberán adaptar la información a cinco formatos distintos: artículos, alertas, podcast, videos y comentarios para las redes sociales. En definitiva, el futuro de las redacciones se basará en la integración multimedia. Nos encontramos en un momento decisivo en el futuro del periodismo, puesto que estamos asistiendo al final de las redacciones tradicionales. Pero, ¿cómo conseguirán los periódicos y empresas digitales el sustento necesario para generar beneficios, mantener abierta la publicación y pagar a los periodistas que trabajen en ella? Siguiendo un modelo de suscripción y atrayendo la atención de los publicistas pueden ser maneras de conseguir esos ingresos.

Pero, a pesar de todo, esta situación también tiene su lado bueno. Ya que puede que en el futuro no tengamos seguridad laboral debido a la precariedad del empleo, pero al menos dispondremos de libertad de opinión, independencia y autonomía para poder seguir ejerciendo el periodismo, si las leyes de este país nos lo permiten.

domingo, 18 de marzo de 2012

El suicidio de los periodistas

Soledad Gallego-Díaz es una consagrada periodista que actualmente ocupa el puesto de directora adjunta de El País. El pasado 15 de marzo se organizó una conferencia con motivo de la inauguración del XXVI curso de la Escuela de Periodismo EL PAÍS-UAM en donde dio un discurso sobre los actuales problemas del periodismo. Gallego-Díaz tituló su charla con el nombre “Si te van a matar, no te suicides”. En su discurso aportó distintos hechos sobre la transformación  que está sufriendo el periodismo. Entre ellos nombró los cambios más trascendentales, que son la aparición de nuevas herramientas tecnológicas y el cambio en el modelo de la empresa periodística.

Un gran problema al que está sucumbiendo esta profesión, debido a estos cambios, es que se cree que el periodismo lo puede ejercer cualquiera mediante la comunicación. Pero esto no es así. Quizás todo es comunicación, pero el periodismo, como cualquier otro trabajo, se rige por una serie de reglas, normas y objetivos, y quienes lo ejercen deben cultivarse antes para llegar a ser profesionales. No puedes llegar al quirófano y coger un bisturí como si fueras un cirujano experto sólo porque te hayas visto todos los capítulos de House. Pues esto es lo mismo.

El problema de las nuevas herramientas de comunicación es que algunos periodistas no se adaptan a ellas, igual porque no le dan la importancia que tienen o porque no creen que vaya a afectar en gran medida al modo en que realizan su trabajo. Pero cada vez es más una realidad que el papel se está quedando obsoleto y que lo que abundará en el futuro será leer la prensa en las tablets o cualquier otro soporte digital. Con esto no quiero decir que deje de existir la prensa de papel, simplemente que perderá una gran parte de sus lectores, quienes la sustituirán por soportes tecnológicos.   

Gallego-Díaz utilizó varios ejemplos como “formas de suicidio para los periodistas”.

Una manera de suicidarse, según ella, es creer que el periodismo es “nuestro”. Esta idea lleva a no aceptar cambios, a rechazar debates e intercambios de ideas entre periodistas de distintas generaciones y medios de comunicación, lo cual es un gran problema para el desarrollo y consagración de esta profesión. Puede llevar además a la desacreditación de los periodistas. Esto pasa cuando ellos mismos creen que lo que están contando no es verdad, que la verdad en sí no existe. Pero se equivocan. En cada hecho que se cuenta hay una verdad la cual guía al lector para llegar a sus propias conclusiones y pensar por ellos mismos.

Por ello, a esta periodista le preocupa el hecho de que el periodismo de investigación esté siendo financiado por fundaciones sin ánimo de lucro, pues esto quiere decir que las grandes empresas periodísticas, en su mayoría norteamericanas, ya no se lucran del periodismo de calidad y de investigación, sino de cualquier cosa que parezca periodismo sin a veces serlo.

Ella pone un buen ejemplo sobre este hecho, y es que si para saber qué sucede en Homs (Siria), con todo el tema de las revoluciones y atentados, basta Twitter, Facebook o blogs. Entonces, ¿por qué  van allí periodistas y por qué mueren intentando contar los hechos, intentando buscar y dar una noticia cierta de lo que está pasando? Gallego-Díaz no cree que el trabajo de estos periodistas se pueda hacer mirando las redes sociales. Si se juegan la vida es porque creen que tienen la obligación de dar noticias verdaderas, de no conformarse con lo que les cuenta Internet, que no basta con quedarse sentado esperando a que alguien te cuente lo que pasa. Un verdadero periodista se interesa por su trabajo y, sobre todo, por hacerlo bien.

Otra manera de suicidarse es contar la noticia sin consultar las fuentes ni comprobar si los hechos que se cuentan son ciertos simplemente para ser el primero en dar esa información. Esto puede llevarnos, dice Gallego-Díaz, a perder la confianza de los lectores. Por desgracia este hecho no se queda lejos de la realidad. Muchas veces los periodistas, por falta de tiempo o por querer dar antes que nadie una noticia, dejan sin verificar sus fuentes, lo cual puede llevar después al relato de hechos falsos, a dar una imagen incierta sobre algo y, lo que es peor, a desacreditarse a uno mismo y al medio para el que trabaja. Por eso es importante corroborar lo que se cuenta, independientemente de si se es el primero o no en contarlo.


Una manera más de suicidarse, apunta la periodista, es dejar de indagar en los hechos y limitarse únicamente a contar una misma noticia en distintas versiones. Volvemos, como dice ella, a la comunicación, que consiste en compartir mensajes y no molestarse  en averiguar si lo que se dice es verdad o no. Esto es lo que hacen muchas personas, llegando  a comparar lo que hacen con el trabajo de un periodista. Pero en realidad lo único que están haciendo es contar algo que han sacado de un sitio y que por lo tanto ya ha sido noticia y ellos no hacen otra cosa más que copiar lo que ya se ha contado. Eso no es ni crear, ni mucho menos dar una noticia.

Gallego-Díaz, una vez más, insiste en que debemos indagar en los hechos, averiguar si son ciertos y así contar la verdadera historia de lo sucedido. Y esto sólo lo puede hacer alguien que sabe cómo llegar a la noticia, que se ha documentado, que ha contrastado los hechos y que ha publicado una noticia sin copiarla de otra. Esto es el trabajo de un verdadero periodista. 




 Vídeo del discurso íntegro de Soledad Gallego-Díaz

jueves, 15 de marzo de 2012

La voz de las fotografías

James Nachtwey es considerado uno de los mayores fotoperiodistas de guerra de las últimas décadas.  Desde que las imágenes de la guerra de Vietnam, en los años ochenta, produjeran una gran influencia para él, ha viajado desde entonces de guerra en guerra para captar fotografías insólitas con las que ha pretendido conmover al  mundo, mostrar lo que hace la guerra a las personas y humanizar a la gente, pues está convencido de que sus fotografías pueden ayudar a hacer el bien. Pero, ¿es posible acabar con la guerra a través de la fotografía? por desgracia no. Sin embargo, el trabajo de Nachtwey se puede considerar un llamamiento a la paz.

En el documental War photographer se muestran momentos de la vida profesional de Nachtwey en su trayectoria por  distintas guerras (Kosovo, Irak, Ruanda, Chechenia, Palestina…). Nachtwey fotografía diferentes momentos de la guerra, tanto en primera línea de combate, arriesgando su vida para capturar aquellas fotos que nadie más se atreve a realizar, como después del conflicto, mostrando cómo han quedado pueblos enteros devastados por tanques, bombas y asaltos. En la mayoría de sus fotografías plasma el sufrimiento de la gente. Por ello, considera que lo peor de su trabajo es aprovecharse de las desgracias ajenas. Una cualidad importante de Nachtwey es la de ser aceptado por las personas a las que fotografía, la confianza y el respeto que les muestra es fundamental para que se abran a él y así poder realizar bien su trabajo.

 La mitad de su carrera la ha dedicado a África y su permanente hambruna. En el documental se muestran fotografías desoladoras de los centros de alimentación en Somalia con personas cuyos cuerpos están consumidos por el hambre. En sus fotografías se muestran a madres con sus hijos en brazos, ambos esqueléticos. Se muestran aldeas plagadas de enfermedades y a sus habitantes muertos (literalmente) de hambre. Se muestra la pobreza en la que viven pueblos enteros, sin que nadie, ni siquiera los gobiernos, les den su ayuda. Se muestra el dolor y el sufrimientos plasmados en el rostro de las gentes. No nos podríamos ni imaginar el nivel de pobreza y las condiciones de vida de algunas personas sin el trabajo de periodistas como Nachtwey.


Quienes lo conocen le definen como una persona reservada y misteriosa, ya que nunca cuenta sus experiencias. Nachtwey se adentra más allá de su trabajo, siente una empatía con la gente a la que fotografía. Ha visto y vivido cosas que poca gente habría llegado a soportar, pero a él nunca le ha temblado la mano a la hora de fotografiar la imagen más desgarradora. Por ello, estas experiencias le han marcado de una manera u otra y seguramente permanecerán para siempre en su memoria. Con sus fotografías Nachtwey pretende denunciar la guerra, injusta y cruel. Sus fotografías son la voz de la denuncia.



"Si no lo hacemos nosotros, ¿quién?" 
James Nachtwey

lunes, 12 de marzo de 2012

¿Es verdad todo lo que nos cuentan?

La invención de noticias falsas, la capacidad de transmitir una información y que la gente se la crea y la credibilidad que se le puede llegar a dar a una noticia son los puntos claves que se tratan en la película La cortina de humo (título original Wag the dog), protagonizada en 1997 por Robert De Niro y Dustin Hoffman.

La película comienza con el escándalo que protagoniza el presidente de los Estados Unidos, a quien se le inculpa por acoso sexual a una menor. Esta acusación se realiza a escasos días de las elecciones. Los medios de comunicación enseguida lanzan el tema en sus portadas y en los programas de televisión no se habla de otra cosa, lo cual resulta perjudicial para las votaciones. Conrad Bream (Robert De Niro), uno de los consejeros del presidente, da con la idea de encubrir el escándalo con una noticia que cause aún más revuelo. La solución es inventar una guerra con Albania a la que el presidente ponga fin heroicamente y recupere la confianza de los ciudadanos. Albania resulta el país perfecto con quien fingir una guerra y hacer que la gente se olvide del escándalo sexual. Ya que, ¿cuántos albaneses pueden residir en EEUU? ¿Quién va a ir hasta Albania para corroborar los hechos? ¿A qué ciudadano estadounidense le importa ese país?  Una vez ideado el plan, debe conseguir la ayuda de alguien para llevar a cabo esa gran mentira.

Bream se pone en contacto con un productor de Hollywood, Stanley Motss (Dustin Hoffam), a quien le entusiasma la idea de participar en la invención de una guerra, pues para él es todo un reto.  En menos de dos semanas tienen que crear una guerra, llevarla a cabo y terminar con ella. Aquí es donde se empieza a tejer una red cada vez más grande de hechos y noticias falsas. Para que la gente se crea la guerra debe haber imágenes de ella. Por ello, ruedan una secuencia de una niña corriendo a través de un pueblo devastado. Ya tienen la imagen clave que es con la que se va a quedar la gente en sus mentes. La mandan a todos los telediarios y las personas, al ver las imágenes, se creen la guerra, aunque esas imágenes en realidad han salido de un estudio de grabación.

A esto se le puede denominar propaganda de guerra, es decir, tratan la guerra como un espectáculo. ¿Cuándo no se ha hecho esto en la vida real? Sin ir más lejos con la guerra de Vietnam. Fue la primera guerra televisadaDe ella se sacaron fotografías propagandísticas, como la célebre fotografía de un grupo de niños corriendo desnudos en Trang Bang. O la ejecución de un miembro del Vietcong, en Saigón, por un general survietnamita. Le ejecuta delante de los fotógrafos con el propósito de hacer un espectáculo. Esta última fotografía es un claro ejemplo de la fotografía preparada ¿Por qué se le da tanta importancia a las imágenes?Sencillo, porque lo que la gente recuerda son las imágenes, no la guerra.

A lo largo de la película se inventan eslóganes, canciones, etc.  Todo ello hace que, poco a poco, la gente se olvide del escándalo que protagonizó el presidente hace unos días. Los medios de comunicación están pendientes del transcurso del conflicto con Albania. Pero no se imaginan que  todas las noticias que les llegan son falsas. Bream y Motss incluso inventan que un soldado americano ha sido raptado por terroristas albaneses y días más tarde llega metido en un ataúd y se le hace un funeral militar. Pero el que creían que era un héroe de guerra era en realidad un convicto psicópata a quien Bream creyó idóneo para el papel.

¿Qué fin persiguen los medios de comunicación y los gobiernos al enseñarnos imágenes falsas, inventadas o preparadas? La persuasión puede ser uno de ellos. Pero esta película va más allá. Puesto que en ella los medios de comunicación son únicamente las marionetas que transmiten la información que alguien les ha proporcionado. El papel cambia y ellos se meten en el saco de los engañados.

Motss, conmovido por el éxito de su trabajo ya que todo el mundo se ha creído la historia de la guerra, considera que ha sido la mayor producción de su vida y quiere ser reconocido por ello. Pero nadie puede saber que todo ha sido un montaje, por lo que Bream ordena que se deshagan de él. Finalmente, el presidente pone fin al conflicto con Albania victoriosamente y gana el 89% de los votos. Nadie llega a enterarse de que en realidad todo ha sido una farsa.

¿Cómo podemos saber si lo que nos cuentan día a día es verdad? ¿Quién nos dice que las imágenes  que vemos por la televisión son reales o que en realidad ese edificio que estamos viendo derrumbándose por el estallido de una bomba es solo una maqueta? Estas preguntas carecen de respuesta, podemos estar siendo manipulados y no enterarnos nunca.